Ni los cinco motores de la revolución, ni fórmulas políticas fracasadas son capaces de mover el mundo. Los individuos respondemos a cosas más simples y complejas a la vez; tomamos impulso, nos reinventamos por algo intangible pero, visible. A veces ruidoso y unas tantas en silencio, correspondido o no, el amor dirige el mundo. Y qué mal vamos, por cierto.
A ese motor que llamamos “amor” debemos analizarlo desde distintas ópticas, no es lo mismo lo que piensa o siente una mujer a lo que percibe un hombre. Para nadie es un secreto que las mujeres solemos cometer infinitos desaciertos a la hora de la escogencia de la pareja. Pero, es que en el fondo aunque odiemos los cuentos de las princesas, crecimos con ellos. Me explico, ya se pone difícil la cosa… Colocaré un ejemplo sencillo que hasta un niño de 5 años puede entender.
Si A quiere a B, entiéndase a A como el individuo portador del cromosoma XX, y B representado con el cromosoma XY, ésta hará hasta lo imposible por conquistar al Homo sapiens de su preferencia. Sin embargo, en el camino, A podrá encontrar otros Homo sapienss (termina con doble s porque son muchos. Sic) que quieran compartir con ella… XX sorprendida, y motivada por el reino Animalia y ser cercana al orden de los primates, entrará en desgracia ante esa situación. Su “motor” adóptese al cerebro como máquina productora del amor, comienza a mover en mayor cantidad las regiones metabólicas, formando una media luna, que de por sí A es lunática siempre, pero adoptando esa forma se vuelve separatista y se complica la cuestión. Posteriormente, se producen apagones, que científicamente se conocen como electricidad y biolectricidad. Todo eso motivado por algún XY. Fácil no?
Lo que quiere decir es que el cerebro es quien nos dirige, en todos los sentidos; la literatura se vale del corazón para escribir esas cursilerías que tanto nos gusta, aprovechando ese tema que es tan vulnerable. Pero, sigamos con eso de que las mujeres lo complicamos todo. Por ejemplo, en la mayoría de los casos, si una fémina tiene pareja y quiere ir a algún lado, no lo dice, induce a su par a que lo deduzca; cosa que YA debería saber.
Si la mujer no tiene la aptitud de soportar cualquier contratiempo y dificultad, entiéndase como paciencia, la cosa se enreda más. Pero, seamos honestos, cómo alguien que tiene descargas eléctricas en la cabeza, tiene tendencia al enmudecimiento y al desacierto, puede ser paciente! Eso según la NASA es imposible.
Por otra parte, hay que tener siempre presente la capacidad de almacenamiento que tiene el cerebro femenino, según últimos estudios revelan que posee aproximadamente 600 GB, casi igual al computador de Reyes. Lo que hace necesario que el hombre de compañía adquiera 3 memorias más, para tener la situación más o menos pareja y evitar los conflictos internos, que inducen a entes externos.
En otras palabras, ciertamente el cerebro de la mujer es un aparato complicado, con fuerte tendencia a la terquedad, ni la Medicina Sistémica podrá hacer algo para cambiarlo porque, las mujeres son miopes por naturaleza. Si no experimentan por sí mismas el mal sabor del desamor nadie logrará quitarle esas ideas de la cabeza.
A ese motor que llamamos “amor” debemos analizarlo desde distintas ópticas, no es lo mismo lo que piensa o siente una mujer a lo que percibe un hombre. Para nadie es un secreto que las mujeres solemos cometer infinitos desaciertos a la hora de la escogencia de la pareja. Pero, es que en el fondo aunque odiemos los cuentos de las princesas, crecimos con ellos. Me explico, ya se pone difícil la cosa… Colocaré un ejemplo sencillo que hasta un niño de 5 años puede entender.
Si A quiere a B, entiéndase a A como el individuo portador del cromosoma XX, y B representado con el cromosoma XY, ésta hará hasta lo imposible por conquistar al Homo sapiens de su preferencia. Sin embargo, en el camino, A podrá encontrar otros Homo sapienss (termina con doble s porque son muchos. Sic) que quieran compartir con ella… XX sorprendida, y motivada por el reino Animalia y ser cercana al orden de los primates, entrará en desgracia ante esa situación. Su “motor” adóptese al cerebro como máquina productora del amor, comienza a mover en mayor cantidad las regiones metabólicas, formando una media luna, que de por sí A es lunática siempre, pero adoptando esa forma se vuelve separatista y se complica la cuestión. Posteriormente, se producen apagones, que científicamente se conocen como electricidad y biolectricidad. Todo eso motivado por algún XY. Fácil no?
Lo que quiere decir es que el cerebro es quien nos dirige, en todos los sentidos; la literatura se vale del corazón para escribir esas cursilerías que tanto nos gusta, aprovechando ese tema que es tan vulnerable. Pero, sigamos con eso de que las mujeres lo complicamos todo. Por ejemplo, en la mayoría de los casos, si una fémina tiene pareja y quiere ir a algún lado, no lo dice, induce a su par a que lo deduzca; cosa que YA debería saber.
Si la mujer no tiene la aptitud de soportar cualquier contratiempo y dificultad, entiéndase como paciencia, la cosa se enreda más. Pero, seamos honestos, cómo alguien que tiene descargas eléctricas en la cabeza, tiene tendencia al enmudecimiento y al desacierto, puede ser paciente! Eso según la NASA es imposible.
Por otra parte, hay que tener siempre presente la capacidad de almacenamiento que tiene el cerebro femenino, según últimos estudios revelan que posee aproximadamente 600 GB, casi igual al computador de Reyes. Lo que hace necesario que el hombre de compañía adquiera 3 memorias más, para tener la situación más o menos pareja y evitar los conflictos internos, que inducen a entes externos.
En otras palabras, ciertamente el cerebro de la mujer es un aparato complicado, con fuerte tendencia a la terquedad, ni la Medicina Sistémica podrá hacer algo para cambiarlo porque, las mujeres son miopes por naturaleza. Si no experimentan por sí mismas el mal sabor del desamor nadie logrará quitarle esas ideas de la cabeza.