jueves, 3 de abril de 2008

CUENTOS DE TERRORISMO MEDIÁTCO. I PARTE

En el pasado quedaron las historias de La Cucarachita Martínez, El Platero y Yo, La Cenicienta y, muchos otros que formaron parte de nuestro crecimiento. Hoy en día, nuevas versiones de viejos personajes e historias basadas en su mayoría en hechos de la vida real se apoderan de las mentes de los más pequeños.

Antes por ejemplo, recuerdo como en la escuela me hablaban de La Caperucita Roja, su abuelita y el lobo. ¡Como disfrutaba ese cuento! Ahora, ésta es una de las historias que narran en las escuelas:

Había una vez
una niña muy bonita. Se parecía a Lina Ron. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja Rojita.

Un día, su madre le pidió que llevase unos paquetes de harina, leche, aceite, huevos y carne a su abuela, aprovechando que habían llegado todos esos productos a Mercal, lo difícil de todo esto era que su abuela vivía al otro lado del bosque y, siempre había paro de transporte o el pasaje era muy caro. Su madre le recomendaba que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo. (Hoy día, el lobo es sustituido por los paramilitares o por supuestos agentes del imperio pagados por la CIA y cualquier golpista, fascista, bella vista, autopista que apoye a la oposición).

Caperucita Roja, -Lina-, recogió la cesta con los paquetes, (harina, leche, aceite, huevos y carne) y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: Los Tupamaro, Circulos Bolivarianos y los súper panas de Alexis Vive.

De repente vio al ex lobo, (ahora agente de la CIA) que era enorme, delante de ella.

-¿A dónde vas, niña?- le preguntó “el lobo” con su voz ronca.
- A la nueva petrocasa de mi abuelita- le dijo Lina, La Caperucita.

- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores y mangos; nada de manzanas, las consideraba como el fruto imperialista que hizo pecar a Adán el hermano de Hugo con Eva Gollinger.

- El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve éste hermoso ramo de flores además del paquete con los productos más difíciles de conseguir.

Mientras tanto, el lobo se fue a la petrocasa de la abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo. (El nombre del cazador es Giovanni Vásquez, él siempre ve todo).

El lobo devoró a la abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja Rojita, llegó enseguida, toda contenta.

La pequeña Lina se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para ver mejor VTV, Tves, ANTV y al comandante- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.

- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para escuchar mejor al pueblo- siguió diciendo el lobo.

- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo (agente imperialista malvado) se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.

Mientras tanto Giovanny, el cazador, se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo (agente imperialista), decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la abuelita. Pidió ayuda a un Fiscal y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.

El cazador sacó su celular y llamó a la DISIP, inmediatamente llegaron los funcionarios y rajaron el vientre del lobo. La abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.

Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de las nuevas leyes que ha hecho la revolución e incluso se atrevió a incluir la propuesta de reforma constitucional y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísimas ganas de ir al baño, se dirigió a un baño para defecar. Como las leyes no servían para nada, cayó en la letrina de cabeza y se ahogó.

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero, Lina había aprendido la lección. Prometió a su abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su abuelita y de su mamá.
FIN...

4 comentarios:

Jesús A. González dijo...

Jajajajaja está bueno, Golpista! jajajaja Pero le falto drama... Tenías que contar la parte en la Giovanni Vásquez cambia el testimonio otra vez y luego otra vez, y después dice "conchale, ahora sí voy a decir la verdad... en serio". Esa historia no se desarrollaba en las fincas de la familia presidencial en Barinas? No sé, no recuerdo... Pero me gusto :-)
Tienes que sacar el epílogo, vale.

Jesús A. González

|andi.na| dijo...

Asi que usted tiene blog?? jajaja Coño, este cuento es demasiado golpista y oposicionista. Pero está bueno..!!
Mira... señora, tendrá movilnet?
jajajaja.

Duvrhazka Rodríguez dijo...

Andi... jajaja! lo que yo tengo es un intento de blog... avisame cuando tengas saldo en el movilnet... jajaja ese cuento cambió mi vida, desde entonces siento que te quiero...

|andi.na| dijo...

Oh cielos. No sabía cuan importante había sido esa anécdota para nada vivida.
Bueno, el mio también es un intento, pero de otra cosa. En el internet hay pa' todo el mundo.
Estamos hablando, CLARA ;)